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Cartuchos
sin vaina ("Caseless")
Desde
el principio ha habido intentos de fabricar cartuchos sin vaina o casquillo.
Ahorrar el elevado coste de las vainas, y reducir el peso que transportan
los combatientes son razones suficientes para justificar estos intentos.
Sus principales inconvenientes
son la dificultad de expulsar un cartucho no disparado y su vulnerabilidad
al agua o los residuos que deja la protección contra la humedad (resinas,
ceras...).
Hay
4 tipos principales, aunque de momento ninguno ha tenido gran aceptación.
TIPO
VOLCANIC:
Consiste
en una bala de plomo con la base hueca. Este hueco es rellenado con materia
fulminante que cumple la doble función de iniciar la ignición y propulsar
la bala, como en el sistema Berdan aunque algunos modelos llevaban también
pólvora.
La potencia está limitada
por el tamaño de la bala, ya que ésta es al mismo tiempo su propia vaina.
Se empleó en revólveres
y carabinas Springfield de cargador tubular desde 1860, pero desaparecieron
pronto bajo el empuje de los más prácticos cartuchos anulares. .41 Volcanic, .31 Volcanic.
Existen los sistemas Hunt y Jennings, más antiguos, que son básicamente iguales al Volcanic pero el tapón tiene un agujero y el pistón es externo .54 Hunt, .54 Jenning.
SISTEMA
RIERA:
Cartucho
11 mm Riera de aguja de 1852. Cartucho
sin vaina, con el fulminante y el propelente dentro de la vaina.
La peculiaridad consiste en que lleva una aguja, tipo Lefaucheux,
pero siguiendo el eje de la bala y la falda de la bala se cierra
protegiendo la pólvora. FOTO: HENRI
LIEUTIER.
VAINA
COMBUSTIBLE - NEEDLEFIRE:
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Cartucho de 16mm Dreyse Zündnädelgewehr,
el precursor de los de este tipo. FOTO: CHARLY |
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Cartucho de 13.6mm Dreyse Zündnädelgewehr
1855, fabricado por Dreyse & Collenbursch & Co de Soëmmerda,
junto a la bala que contiene. FOTO: JEAN RENARD |
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Cartucho
11mm Chassepot original. Obsérvese lo laborioso de su construcción
con papel, seda y cordel anudado. |
Es
el siguiente paso en la evolución del sistema Volcanic. El fulminante
se aloja en la base de la bala o en un cartón dentro del cartucho, pero
no sirve para propulsarla directamente si no para encender la carga de
pólvora. La originalidad del sistema radica en que un cartucho de papel
sujeta la bala y contiene la pólvora.
La aguja debe atravesar
el cartucho de papel y toda la carga para alcanzar el fulminante. Con
el disparo, los restos de papel del cartucho salen junto con la bala o
se queman. Para favorecer este efecto se solía usar papel nitrado, más
inflamable que el normal.
Tiene
dos graves inconvenientes: la fragilidad de la aguja, que debe ser fina
pero muy larga para poder atravesar la carga de pólvora y el papel
y la fragilidad del cartucho. Como lleva una bala muy pesada en la punta,
una manipulación descuidada hace que se rompa el envoltorio de papel.
A menudo se usaba una tela ligera en vez del papel para minimizar este
inconveniente.
En el gráfico de la izquierda,
se muestran, de izquierda a derecha, un cartucho Dreyse modelo 1847, otro
1855, uno mejorado y un Chassepot. En el de
la parte superior, corte esquemático de un fusil Dreyse.
En
esta web se enseña gráficamente a realizar cartuchos para el fusil
Chassepot 1866, el más conocido de los que
empleaban este sistema hasta que en 1874 fueron sustituidos por los 11x59R
Gras de fuego central.
VAINA
COMO PARTE DE LA BALA:
No
conozco ningún nombre para este tipo de cartucho, que en realidad si que
tiene vaina. Consiste en una bala normal, cuya envuelta de cobre se prolonga
formando una especie de cartucho normal sin culote.
Lleva el fulminante
en el abotellamiento, justo después de la punta de plomo. El resto está
relleno de pólvora y el lugar que ocupa el culote es sustituido por un
tapón de cera o resina que se quema al dispararse y proporciona estanqueidad.
Su funcionamiento es
simple: el percutor golpea la bala por un lado, donde está el fulminante,
se enciende la pólvora y la bala sale arrastrando la envuelta que es mucho
más larga que la propia bala. Sólo conozco el 9mm
AUPO Benelli.
SIN
VAINA:
El
desarrollo más reciente. Consiste en una bala encolada a un bloque de
pólvora solidificada protegida con barniz. Una vez sale la bala, no queda
nada. No hay vaina que expulsar.
La idea no es totalmente
nueva. En el fondo es una adaptación del cartucho de vaina combustible
a los nuevos materiales y conocimientos.
Los
¿cartuchos? de la izquierda son el resultado del desarrollo conjunto de
Heckler & Coch y Dinamit Nobel, que han creado el fusil HK G11 y su
bala de 4,7 x 33 mm. (Pasando por otros experimentales como el 4.7x21
y el 4.7x25) Para facilitar aún más el transporte
y manipulación (aunque a costa de complicar el arma) el propulsor está
moldeado en forma cuadrada. Existen variantes en las que la bala está
casi totalmente en el interior de la pólvora. A la derecha, un .22
experimental sin vaina construido a mediados de los 60 pero del que
sabemos poco. FOTO: CARARM. En la web
oficial de HK hay una gran cantidad de datos, fotos y gráficos
sobre el HK G11 y sus cartuchos.
Vale la pena visitarla. Uno de sus predecesores está
en esta página.
Otra
variante es el cartucho VOERE, que une
a la construcción sin vaina la peculiaridad de no llevar
pistón sino un dispositivo eléctrico. El fusil no
dispara sin pilas.
Cinco
cartuchos experimentales de 4.7 mm.
FOTO:
CGL
COHETES
Y GYROJET:
Aunque
no dejan de ser cartuchos sin vaina, creemos que merecen página
aparte. FOTO: CHARLY
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