4x27
mm C.E.T.M.E. experimental / SAA 0090 / ECRA-ECDV 04 027 BGC 010
En
1972, el CETME (Centro de Estudios Técnicos de Materiales
Especiales) empieza a experimentar un nuevo tipo de cartucho.
Las
condiciones que debe reunir, entre otras, son: tamaño, retroceso,
peso y costo reducidos, capacidad de anular un objetivo con casco
y chaleco antibalas a 300 metros, ser "humanitaria" (es
decir, no causar un daño mayor que el 7.62x51 OTAN en pruebas
estándard sobre bloques de jabón)
Con
este objetivo en mente, se probaron varios cartuchos de 3 y 4 mm
de calibre (3x24, 3x29, 4x31.2, 4x27.2, 4x22.3 y 4x23.45). Tras
unas pruebas preliminares, se continuó con el desarrollo
del más prometedor.
Definido
el cartucho, empezaron a probarse distintas balas. En vista del
éxito que obtuvieron en el 4.6x36
CETME, se probaron balas asimétricas con un bisel mecanizado
en la punta, con dos biseles, cilindrocónicas y otros perfiles.
Sin embargo, al reducir la escala estos perfiles no mantenían
su elevado rendimiento y finalmente se comprobó que la "vulgar"
bala ojival era la más apropiada.
Entre
las ventajas del nuevo cartucho, resalta su peso: 6 veces menor
que el 7.62x51 OTAN y 3 veces menor que el 5.56x45 OTAN. La bala
maciza, obtenida por simple estampación, contribuía
significativamente a reducir los costes.
No
llegó a construirse ningún arma recamarada para este
cartucho. Todas las pruebas fueron realizadas con cañones
probeta.
La
adopción del 5.56x45 OTAN y
la necesidad de estandarizar cartuchería hizo que se abandonase
el estudio de este cartucho justamente cuando empezaba a perfilarse
su gran potencial. En la actualidad otras empresas están
retomando este concepto de nuevo, algunas con bastante éxito
(como el 5.7x28 P-90, 4.6x30
PDW,...).
El
cartucho "definitivo", montaba una bala ojival aguda blindada
de cobre semiduro, vaina golleteada con ranura de latón,
pólvora fil.141 y cebador Berdan. No era estanco, y el único
marcaje que aparece es: a las 12 4C, a las 4 y media SB-T, y a las
7 y media 74.
La
mayor parte de los DATOS, extraídos de un artículo
de FRANCISO CARRERAS, publicado en
la revista ARMAS Nº 206, con aportaciones
puntuales de JOSE JUAN, CARARM
y CARTUCHERÍA ESPAÑOLA
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